lunes, 13 de febrero de 2017

Preparación:

La tortilla de patatas es de esas recetas que a pesar de tener pocos ingredientes y una preparación no demasiado complicada, cada uno le da un toque diferente a la misma y nunca encuentras dos iguales. En el resultado final influyen desde el tipo y calidad de las patatas, el método que emplees para freírlas, y hasta la sartén que emplees para hacerla.

Aquí os vamos a explicar el proceso de elaboración general, pero veréis que con la práctica os irán saliendo mejores tortillas, y cada vez les daréis el punto que más os guste. Para hacer esta receta emplearemos una sartén antiadherente de 24 centímetros de diámetro. Ajustad las cantidades de ingredientes según el tamaño de la sartén que queráis usar.

Lo primero que vamos a hacer es pelar y lavar muy bien las patatas, y las cortaremos en daditos no demasiado grandes, para que podamos freírlos bien. Si os gusta más podéis cortarlas en forma de rodajas, como más os guste. Es importante usar unas buenas patatas para freír, es la base de toda buena tortilla de patatas.

Ponemos una sartén con abundante aceite de oliva virgen a calentar, y cuando esté a su temperatura ideal, vamos a freír las patatas. Intentad usar una sartén amplia o bien freír las patatas en varias tandas. Se puede hacer también en la freidora, pero el sabor es mucho mejor si se fríen en una sartén.

Cuando las patatas estén bien fritas por todos lados, intentando que estén doraditas pero no tanto como si fueran para comerlas así directamente, las sacamos, echamos sal gorda por encima y dejamos escurrir sobre papel absorbente. Vamos a batir los huevos en un recipiente amplio, y cuando las patatas hayan templado un poco, las echamos sobre los mismos y mezclamos todo bien para que vayan absorbiendo el huevo batido.

Ponemos la sartén para hacer la tortilla a calentar con un poco de aceite en el fondo, y cuando se caliente vamos a echar la mezcla de huevos y patatas. Dejamos a fuego medio que se vaya cuajando el huevo por la parte de abajo. Si no tenéis prisa, cuanto más lentamente se haga la tortilla, mejor quedará por dentro, ya que así no se nos quedará cruda por dentro y muy hecha por fuera. Pero todo depende del gusto de cada uno, porque si os gusta poco hecha, hacedla a fuego más bien fuerte. También influye el grosor de la tortilla, ya que a mayor grosor, más tiempo necesitamos para que se haga bien por dentro y por fuera.

Cuando la parte de abajo tenga ya una base creada con el huevo cuajado, vamos a usar un plato llano más ancho que la sartén para darle la vuelta, o mejor si tenéis un girador de tortillas, que es ideal para hacer este paso. Si la sartén es antiadherente, mejor, porque si no lo es, es posible que la tortilla se pegue un poco y os cueste darle la vuelta. Le damos la vuelta con cuidado y la volvemos a echar sobre la sartén para que se haga por la otra cara.

Volvemos a dejar a fuego lento-medio hasta que se cuaje bien esta otra mitad, y si fuera necesario le damos las vueltas que creamos convenientes para que quede a nuestro gusto. Con la práctica seguro que acabáis dándole el punto perfecto, pero lo normal es que las primeras veces nos quede o bien un poco cruda o un poco demasiado hecha.


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